
Erebor
Parece ser que el Reino de Erebor fue castigado con la llegada del dragón Smaug por su inagotable ambición y sed de riquezas. Parece ser que los enanos, extractores de piedras preciosas, llegaron demasiado lejos vaciando sus minas y llegando al Corazón de la Montaña.
Cuando vimos El Hobbit en el cine, nos asustamos un poco. ¿Y si, como joyeros, estábamos jugando con el destino y nos exponíamos a la llegada de un enorme dragón escupefuego que se asentaría en nuestro taller, a dormir sobre todas nuestras joyas de papel? Pero parece ser que los dragones solo son atraídos por el oro, el diamante, el zafiro y demás. Lo sentimos por nuestros compañeros artesanos del mineral, pero nosotros no tenemos ese problema.
Por eso creamos la colección Áurea, que lleva nombre dorado pero sigue siendo una creación de papel. La idea era crear una serie de piezas aparentemente más toscas como un filón en bruto, como si nos colgásemos un verdadero hallazgo de incontables quilates pero con el peso de unos pocos gramos (hay que cuidar de nuestras cervicales).
Su aspecto “embrutecido” no hizo el trabajo más fácil: estas piezas son puro diseño y fruto de horas y horas de ingeniería y matemática. Dobla por aquí, corta por allá… Prueba otra vez… Empecemos de nuevo… Dobla, corta… Y así hasta dar con una de las colecciones de las que más orgullosos nos sentimos en Joyas de Papel. Son el emblema de nuestro propio Reino de Erebor, envidia de cualquier elfo y fetiche de cualquier hombre noble.