Volver

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Yo adivino el parpadeo de las luces que a lo lejos
Van marcando mi retorno
Son las mismas que alumbraron con sus pálidos reflejos
Hondas horas de dolor…

 

Y eso es, más o menos, lo que muchos niños sienten con el rostro iluminado por los anuncios de televisión que celebran “¡la vuelta al cole!”, intentando vendernos una libreta, un bolígrafo o un Tipp-Ex, con el que muchos querrían borrar el próximo curso académico de su conciencia. En fin, que volver del verano para ser estabulado en una clase sin saber para qué sirve aprobar un examen sobre algoritmos o cromosomas es, básicamente, una jkafhdkhfdsk… ¡Tipp-Ex, por favor!

 

 

Porque ya queda poco espacio para la imaginación y la enseñanza libre en las aulas. Poco margen queda para aquellos que sienten un impulso creativo ligado a las artes y a la expresión plástica en general. Los institutos con esta orientación son, hoy, esa pequeña aldea de la Galia que todavía resiste las embestidas de los césares…

Y, sin embargo, Joyas de Papel es la demostración de que las matemáticas, la estética y las manos pueden ser un tridente extremadamente productivo. Estemos atentos, en esta vuelta al cole, a todo aquel síntoma artístico de esos niños que “se aburren en clase” o que pasan más tiempo dibujando monstruos y cohetes en la mesa que calculando con el ábaco.