
Arrancamos!
A veces hay gente que tiene la inmensa suerte de convertir su afición en su oficio, que identifica ocio y negocio. Ese ha sido nuestro caso, el de un ingeniero y el de una artista que se han enamorado del origami convirtiéndolo en su trabajo.
Cuando Diego comenzó con sus figuras frikis de dragones y caballos de batalla tuvo la suerte de que alguien exclamó: “¡quiero eso, más pequeño, para llevarlo puesto!”. Y así fue como lo que parecía un pasatiempos empezó a ocuparle más y más tiempo.